Lunaria annua, conocida comúnmente como moneda del Papa, planta de la plata o monedas de Judas, es una especie herbácea de notable valor ornamental y botánico, perteneciente a la familia de las brasicáceas, la misma que agrupa a plantas como las coles y el berro. Originaria del sur de Europa, esta planta se ha extendido ampliamente como especie cultivada y naturalizada en diversas regiones, especialmente en jardines y espacios ruderales, donde aporta un toque distintivo tanto por su floración como por sus frutos decorativos.
Morfología y ciclo vital
Lunaria annua es una planta que puede comportarse como anual, bienal o incluso vivaz, dependiendo de las condiciones ambientales y del manejo en el jardín. Su ciclo vital más habitual es el bienal: durante el primer año desarrolla una roseta basal de hojas grandes, ovaladas o triangulares, de color verde intenso y bordes dentados, mientras que en el segundo año emite un tallo erecto que puede alcanzar entre 0,5 y 1,5 metros de altura. Los tallos, a menudo pilosos, sostienen las inflorescencias y posteriormente los característicos frutos.
Las hojas, además de su tamaño y forma distintiva, pueden presentar tonalidades burdeos en ciertos cultivares, lo que añade atractivo visual. Los tallos y el follaje suelen ser de textura suave y ligeramente pubescente.
Floración y frutos
La floración de Lunaria annua ocurre desde mediados de la primavera hasta comienzos del verano, mostrando racimos de flores de cuatro pétalos redondeados. Los colores varían desde el blanco y rosado hasta el magenta y púrpura, con algunas variedades que presentan nervaduras oscuras en los pétalos. Estas flores, suavemente perfumadas, atraen a numerosos polinizadores como abejas y mariposas, contribuyendo a la biodiversidad del entorno.
Tras la floración, la planta desarrolla sus emblemáticos frutos: cápsulas planas, redondeadas y translúcidas, conocidas como silículas. Inicialmente verdes, estas vainas adquieren con la maduración un aspecto sedoso y nacarado, similar al nácar o a monedas de plata, lo que ha dado lugar a sus nombres populares. En el interior de cada cápsula se encuentran varias semillas, visibles a trasluz, que facilitan la dispersión local y, en ocasiones, la propagación asistida por el ser humano.
Hábitat y cultivo
Lunaria annua es una planta rústica y adaptable que prospera en una amplia variedad de condiciones. Prefiere suelos frescos, bien drenados y puede tolerar tanto exposición solar como semisombra o sombra, ya que en su hábitat original suele crecer en zonas umbrosas y húmedas de matorrales y márgenes de caminos. Su resistencia al frío es notable, soportando heladas de hasta -17°C, lo que la convierte en una opción robusta para jardines de clima templado.
En cuanto al riego, requiere un aporte moderado de agua, evitando tanto el encharcamiento como la sequía prolongada. Es poco susceptible a plagas y enfermedades, y tras la producción de semillas suele morir, aunque se autosiembra con facilidad, garantizando su presencia año tras año.
Usos ornamentales y medicinales
El principal valor de Lunaria annua radica en su uso ornamental. Sus vainas secas y translúcidas son muy apreciadas en arreglos florales, especialmente en composiciones de flores secas, donde aportan un toque elegante y duradero. Además, durante la floración, la planta embellece borduras, macizos y grandes macetones, combinando bien con otras especies vivaces.
Desde el punto de vista etnobotánico, las semillas, hojas y raíces han sido empleadas tradicionalmente con fines medicinales. Las semillas contienen ácidos grasos como el oleico, linoleico y erúcico; las hojas aportan alcaloides y glucósidos, y las raíces son fuente de vitamina C y antioxidantes. Se le atribuyen propiedades estimulantes, diuréticas y antiescorbúticas, y sus hojas jóvenes pueden consumirse en ensaladas, aportando un sabor ligeramente picante.
Lunaria annua destaca por su rusticidad, facilidad de cultivo y atractivo visual, tanto en flor como en fruto. Su capacidad de autosiembra y su resistencia la convierten en una planta ideal para jardines naturalizados y arreglos florales, mientras que sus usos tradicionales añaden un valor histórico y cultural a esta singular especie.