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La Abelia, es un arbusto ornamental que en óptimas condiciones edafoclimáticas, puede alcanzar una altura aproximada de 3 metros, no obstante, es algo más cotidiano encontrarlas con alturas oscilantes entre metro y medio y los dos metros.  

Las condiciones climáticas de la zona en donde se desarrolla la Abelia, va a determinar si sus hojas son caducifolias o perennes.  La Abelia pertenece a la familia de las Caprifoliáceas y es un género, de acuerdo a expertos, que sobrepasa las cinco docenas de especies.

 Un dato interesante que dar a conocer, es que, dentro de las especies híbridas existentes, la Abelia grandiflora, es una de las más conocidas y cultivadas en parques y viveros, siendo creada a partir de dos especies de Abelia: la chinensis y la uniflora.

Origen 

Una gran parte del grupo de especies pertenecientes a las Abelias, son originarias del continente asiático, específicamente de China. De acuerdo a la historia, se conoce que las Abelias reciben ese nombre como consecuencia a la incursión que realizó un médico llamado Abel que, llevó al continente europeo, algunas de estas especies. 

La Abelia Grandiflora, es un híbrido que posee una gran zona de cultivos en diferentes continentes como: Europa, África y América. Un dato curioso, es que esta especie en particular, no tiene gran empoderamiento de cultivo en su país originario: China. 

Características Generales 

Su singular belleza, sencillez y estilo, las colocan en una posición de favoritismo dentro del ámbito de la jardinería y es, por mucho, una de las especies más queridas para el apartado decorativo de una gran diversidad de espacios. 

La Abelia es un arbusto extraordinario de jardín que logra cautivar a su público en general, debido a la belleza de su floración, que, mediante un clima veraniego, puede ser disfrutada en la primavera, verano y comienzos del otoño. 

Una de las características más prominente y particular de este arbusto se debe al secado de sus hojas a medida que estas van perdiendo vida, los sépalos y cálices comienzan a adquirir un color rosáceo que perpetúa la llamativa belleza de la planta. 

El cultivo de esta especie logra expresar su mayor capacidad en las zonas donde el clima no es severo. Esto es importante tomarlo en cuenta debido a que la Abelia no suele ser una especie resistente a temperaturas heladas. 

De acuerdo a la estructura, las ramas interiores de la Abelia logran percibirse algo rectas y vigorosas, mientras que las externas, se caracterizan por ser un poco más curvas y delgadas. 

Sus hojas se identifican por ser pequeñas, suaves al tacto, ovaladas y con un tono característico y llamativo de un verde resplandeciente. Su tamaño se aproxima a los 5 centímetros de longitud. 

En cuanto a las flores llamativas que la destacan entre otras especies, estas suelen ser suaves, delicadas al tacto y tener un aroma agradable. Pueden variar de colores. 

Estas se presentan ya sea en un tono claro como el blanco o el rosado. Suelen ubicarse en el extremo de las ramas. Cada flor puede poseer de 4 a 5 pétalos redondos. La Abelia suele florecer entre los meses de mayo a octubre. 

Reproducción 

La Abelia posee un índice de facilidad en cuanto a propagación o reproducción. Esta se produce comúnmente mediante esquejes o estacas en los meses oscilantes entre junio y julio. 

Un punto en particular que hay que tener en cuenta al momento de la propagación es que, como la Abelia es una planta perfecta para crear macizos, se recomienda en gran medida preparar varios esquejes al momento de querer reproducirlas.  

Para esto, es necesario tomar el extremo de una rama y cortarla por debajo del quinto nudo. Se recortan todas las hojas y se dejan sólo las que pertenecen a los dos primeros nudos. Luego de cumplir estos pasos, se planta el esqueje con tierra abonada de manera correcta y se riega abundantemente. 

Es importante conocer que este proceso es recomendable realizarlo a finales de la primavera o principios del verano. Otro dato a tomar en consideración es saber que el suelo que servirá de apoyo para la Abelia, debe estar libre de rusticidad y estar bien abonado con algún fertilizante orgánico.

De igual forma, es beneficioso para esta planta, remover la tierra alrededor de vez en cuando, una vez esta haya germinado y la planta esté en óptimas condiciones. 

Cuidados:

Tomar en consideración el cuidado adecuado de cada planta, tendrá un efecto beneficioso en ellas al momento de su atención, es por esta razón que es importante conocer los cuidados requeridos por la planta de Abelia.

El riego que necesita para su correcta fortificación debe ser abundante en épocas en donde la temperatura llega a altos grados (verano), y de manera moderada, en situaciones donde el clima se torna frío y templado (invierno y primavera).  

Pese a necesita un riego generoso, el árbol de Abelia se considera una de las especies con mayor resistencia a la falta de agua. No significa esto que vayamos a descuidar su suministro. 

Otro de los aspectos en el cuidado de la Abelia en el cual se debe tener mayor concentración y preocupación, es al momento de presentarse situaciones o épocas donde las temperaturas bajan a niveles críticos. 

La Abelia, dentro de la diversidad de plantas existentes, es conocida por su fragilidad, delicadeza y sensibilidad a las bajas temperaturas a las que, en ocasiones, se ve sometida. Es por este motivo, que se recomienda estrictamente cubrirlas y resguardarlas del frío apenas se presente el cambio drástico. 

Con respecto a la poda, por no ser una especie de gran crecimiento, esta planta no necesita podarse regularmente. Sin embargo, no está mal visto o afecta de alguna determinada manera, el hecho de podar siempre que se quiera tener de un tamaño o forma específica.

Es recomendable, dado el caso estético y el rejuvenecimiento de la planta, podar para extraer desde la base, ramas secas y viejas que ya ofrecieron florecimiento.

 El momento propicio para podar la Abelia, es a finales del invierno o, en otro caso particular, cuando la misma ya dejó de florecer. Se sugiere realizar esta actividad con herramientas desinfectadas.

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